¿Ya lo pasado, pasado?

Por: Ana Mar Orihuela

Cuando pensamos en nuestro pasado pueden venir sentimientos de nostalgia, alegría, aprendizajes, logros, fracasos, el pasado está cargado de recuerdos y añoranzas, pero si es pasado, ¿Ya pasó?

Decir que porque es pasado ya pasó puede ser una bonita idea, pero en la realidad el pasado suele quedarse de alguna manera atrapado en nuestro interior cuando nos quedamos aferrados a situaciones emocionales que no superamos o a personas que no soltamos o etapas muy bonitas que no queremos soltar o todo lo contrario muy dolorosas que no hemos podido superar. Hay personas que viven cargando el pasado y esto crea toda una condición que quisiera invitarte a reflexionar.

¿Tú ya superaste los momentos duros de tu pasado?

 

Hay una clara señal cuando estamos cargando el pasado y esta es que de alguna manera te quedas como congelado en una situación de vida que no cambia ni mejora. Por ejemplo, si vivías en otro país y de pronto tuviste que regresar, o si estabas en un trabajo que te encantaba y te despidieron sin esperarlo, o una relación que amabas y de pronto murió la persona o algo pasó que cambió la realidad, etc. Si fue algo inesperado que te sacó de un estado de alegría puede dejarte como en “pausa” en una vida que no va ni para adelante ni para atrás. Te sientes como estancado.

 Te quedas atrapado en tu pasado cuando: Hay personas a las que no puedes soltar y cerrar el ciclo en tu vida.

Son personas a las que amaste mucho y que nunca pudiste soltar del todo. Ellas marcaron una diferencia en tu vida y fue una relación que terminó de manera muy dolorosa y no pudiste cerrar tu ciclo con ellas. Por ejemplo, cuando hay una muerte, cuando hay traición, cuando te rechazan. Son dolores tan profundos que se quedan en tu inconsciente como un mecanismo de defensa y en un ciclo abierto que te hace atraer personas con quienes revives situaciones que te hacen sentir igual. Por ejemplo, esa novia de la secundaria que amaste tanto y que te engañó con tu mejor amigo y que fue una decepción tan fuerte que nunca te diste el derecho de expresar el dolor y sanar y que hoy no puedes volver a confiar en otra mujer y siempre estás sintiendo que te van a traicionar. Tu quizá ni recuerdas a tu ex de la secundaria, pero te quedas cerrado en tu derecho de volver a confiar y defendido con todas las mujeres porque las ves como traicioneras.

El dolor no sanado se convierte inmediatamente en una defensa que traduce la vida como una amenaza y te cierra a nuevas realidades.