Libros

Transforma las heridas de tu infancia

Llegamos a la edad adulta vigorosos y con el éxito en nuestras manos, o amargados porque la vida es cruel e injusta. Entonces reflexionamos: lo tenemos todo para ser felices pero algo nos pasa, una nube negra nos persigue, no somos capaces de tomar la mejor decisión, ¿por qué? En este libro maravilloso, Anamar Orihuela despeja el camino para lograr una vida feliz, plena, sin culpas ni complejos.

La clave: aliviar el dolor de nuestro niño interior y sanar las heridas que nuestros padres -en muchas ocasiones, sin ánimo de lastimar- y las circunstancias dejaron en nuestra vida. Con claridad, comprensión y una cercanía terapéutica amorosa, Anamar define esas heridas que nos mortifican y agobian mientras crecemos: Rechazo, Abandono, Humillación, Traición e Injusticia. Explica cómo se manifiestan, en qué etapa de nuestra vida afectan nuestros sentimientos, qué antídotos son efectivos para sanar las heridas y cómo trascender las relaciones Padre-niño para aliviar, tener seguridad y vivir en confianza y armonía. Además, Transforma las heridas de tu infancia ofrece invaluables ejercicios de sanación de las heridas de la personalidad, una Meditación sanadora que aclare nuestras inquietudes y un bello Decreto de sanación de las heridas de la infancia que, sin duda, cambiará positivamente nuestra vida.

Primer capítulo

Transforma las heridas de tu infancia

El cuerpo emocional.

Nuestro cuerpo funciona por medio de sistemas, tenemos uno digestivo, otro nervioso, uno inmunológico, otro más respiratorio, en fin, somos una unidad de sistemas que nos permiten funcionar físicamente. Es fácil entender esto, todos lo sabemos porque a nivel físico vemos, sentimos y conocemos estos sistemas. El cuerpo es sólo una parte de ellos, la más evidente, la que podemos ver y tocar. Tenemos un físico que nos distingue de los demás y para todos es clara la diferencia. Sin embargo, el físico sólo es una parte de la personalidad, tenemos otras menos visibles pero igual o más importantes, pues todo lo que pasa en ellas se manifiesta en el físico; el origen está en estos otros cuerpos que nos conforman y que, como no son medibles ni pueden pesarse, pareciera que no existen o son menos importantes.