El objetivo de este método es darnos una ruta clara de integración del niño herido y empoderamiento del adulto. En una metodología practica para MAPAternizarnos a nosotros mismos trabajando con las heridas sin retraumatizarnos. Permitiendo que el dolor que está en nosotros cumpla la  función de crecimiento que quedó inconclusa.
Nos permite también colocarnos con consciencia ante nuestras heridas para poder ir construyendo nuevas conductas que dejen de reproducir la misma historia.
Es una metodología de psicoeducación conectada al cuerpo y no solo a la mente. La idea es transitar las rutas de la personalidad sustentadas en las memorias corporales.Este método nos ayuda a mirar con profundidad el dolor sistémico y ponerlo en perspectiva. El dolor que nuestros padres generaron en nosotros mismos, era sin duda el dolor de su propia alma y no pudieron o tuvieron las oportunidades de sanar. Este método apuesta a la reivindicación de los padres entendiendo que no es un error nada de lo que pasó y que necesitamos mirar lo vivido desde un enfoque de aprendizaje más que de enojo y victimismo con ellos.
Los padres completaron sus propias tareas y también nos regalaron dones, no solo heridas. Es por eso que, si miramos el dolor que nos generaron con compasión, validando su existencia dentro de nosotros mismos y sabiendo que ese mismo dolor ellos lo sentían, nos permite empatizar con su carencia, conocerlos y perdonarlos porque somos lo mismo. Se trata de pararnos con responsabilidad frente a lo que somos y dejar de buscar culpables, se trata de darnos los permisos de vida que ellos no pudieron darse y por lo mismo darnos y con eso liberarlos a ellos mismos.